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El falso Girón

El extremeño Eduviges Orozco fue confundido con el guerrillero Manuel Girón tras su muerte en 1949, un error que se mantuvo durante meses.
V. Silván

Hace quince años, el pueblo de Ocero inauguraba un monolito en recuerdo de dos guerrilleros que perdieron la vida en sus montes el 24 de febrero de 1949 y uno de los nombres que quedó grabado sobre él fue el de Eduviges Orozco Palacín, un maquis extremeño curiosamente apodado ‘el Andaluz’ y que murió en la piel del legendario Manuel Girón, con quien le  confundieron –un error que quedó registrado en su acta de defunción y que tardó meses en ser aclarado–.

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Diez años de una ley que nació débil

DEROGADA «DE FACTO». Sin fondos para aplicarla en los últimos cinco años, no hay ayudas para las exhumaciones.
SOBRE EL PAPEL. Desde su aprobación se han emitido 2.446 ‘declaraciones de reparación y reconocimiento personal’.
V. Silván / El Día de León
Fotos: César Sánchez

Este martes se cumplen diez años de la aprobación de la ley de la memoria histórica, un importante avance en la reparación y reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo que al final se ha quedado de nuevo a medio camino por falta de una voluntad política real. Otra oportunidad perdida para, como recoge la propia ley, «contribuir a cerrar heridas todavía abiertas en los españoles y a dar satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en la persona de sus familiares, las consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión de la dictadura».

Uno de los aspectos «más reparadores» que demandaban entonces, y siguen demandando los afectados, era la búsqueda de sus familiares desaparecidos y las exhumaciones. Y aquí está uno de los incumplimientos más sangrantes. La ley establecía que las administraciones públicas las «facilitarán» a los descendientes directos y que el Gobierno « elaborará planes de trabajo y establecerá subvenciones para sufragar gastos derivados de las actividades contempladas en este artículo».

Desde hace cinco años, la mitad de su tiempo en vigor, no se ha destinado un euro a exhumaciones, siendo su coste asumido por familiares y diferentes asociaciones de memoria histórica. Precisamente, el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, recuerda que ya existían subvenciones para exhumaciones con anterioridad a la ley –las primeras fueron convocadas el 28 de enero de 2006–, prácticamente dos años antes.

Así, desde el 2012, coincidiendo también con el cierre de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura que abrió el PSOE, no ha habido más convocatorias de estas ayudas y desde el año siguiente, 2013, la ley no ha dispuesto de ningún tipo de fondos para su aplicación, por lo que quedó derogada de facto por el Gobierno del PP.

A este respecto, Silva matiza que, «si hubiera habido una memoria económica incluida en la ley, el PP hubiera tenido que derogar la ley para no destinar ese dinero». «Pero como no estaba dentro, no le ha hecho falta derogar ningún artículo para no hacer nada, que es lo que ha hecho desde que llegó al Gobierno», apostilla.

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El reportaje sobre el décimo aniversario de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica en El Día de León. Publicado el 23 de diciembre de 2017.

Y es que para el presidente de la ARMH no es necesaria una ley para llevar a cabo la localización y exhumación de las víctimas, solo se necesita voluntad para poner en marcha medidas políticas. «Hacer la exhumaciones se puede hacer con ley o sin ley», insiste Silva, que destaca los avances realizados en algunas comunidades autónomas «que están haciendo cosas y están siendo más comprometidas de lo que fue la ley de memoria histórica».

Fosas abiertas

Desde la aprobación de la ley, en el Bierzo se han abierto 16 fosas y se han recuperado los cuerpos de 46 represaliados, aunque con anterioridad ya se habían exhumado 13 fosas con 36 víctimas, según los datos de la ARMH y el proyecto ‘Políticas de la Memoria’ del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En total, desde el 2000 –año que marca un hito con ‘los 13 de Priaranza del Bierzo’, la primera exhumación con métodos científicos en España- se han rescatado la memoria de 82 personas en 30 fosas localizadas en la comarca. Esos dos años siguientes, 2008 y 2009, fueron los de mayor actividad de la ARMH con la localización de once enterramientos.

Así se pudieron recuperar los cuerpos de cuatro hombres que estaban debajo de los escombros de la N-536 en Carucedo; descubrir la historia de Jerónima Blanco, embarazada, y de su hijo de 3 años bajo el suelo de un cobertizo en Flores del Sil; las diez identidades tras los restos hallados en ‘la curva’ de Magaz, donde en otro punto se encontraron también los restos de otro hombre; las tres víctimas de Tejedo del Sil; la localización de otra fosa al lado de la antigua N-VI en Camponaraya, con otros tres represaliados; los cinco paseados de Santalla; los tres vecinos de Puente de Domingo Flórez asesinados en Toral de Merayo; y el rescate de la memoria de Felicita Pérez Guerra, una joven de 16 años, enterrada en la cuneta de la antigua carretera C-631 en Fresnedo, junto a otros dos represaliados. En esos dos años se hicieron más intervenciones que en los ocho años siguientes, con la exhumación de solo cinco fosas, aunque la ARMH ha realizado numerosas prospecciones.

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La exhumación de dos cuerpos en Magaz. / C. Sánchez

Por otro lado, en esta década se han realizado más de 300 exhumaciones en toda España, 33 de ellas en la provincia de León, que han permitido que más de un centenar de familias conozcan el paradero de sus seres queridos.

Debilidades

Para el presidente de la ARMH, Emilio Silva, el primer problema de la ley de memoria histórica es que nació ya con muchas debilidades, la primera por el hecho de que el Gobierno planteara su ayuda a la localización e identificación de las víctimas como una «colaboración» con las familias. «Recoge algo tan poco comprometido como que lo facilitará, pero los derechos humanos no se facilitan, se garantizan. Cuando se aprobó la ley no podíamos entender que el tema de las fosas no fuera asumido con responsabilidad por parte del Estado y demuestra muy bien de que no había voluntad política de solucionar las cosas», lamenta Silva, que cree que  esa lucha ha quedado de nuevo en manos de la sociedad civil, como la exigencia de la retirada de los símbolos y vestigios franquistas.

 

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Emilio Silva

Presidente ARMH

 

«Todos los problemas que enuncia la ley siguen estando abiertos y tienen que ver con la voluntad política»
«Para avanzar solo se necesitan verdad, justicia y reparación, que es lo que piden todos los organismos internacionales para estas víctimas»

«El Gobierno central tiene herramientas, judiciales y policiales, para garantizar el cumplimiento de las leyes que dicta, pero en ningún momento las ha utilizado. Es incomprensible que el cumplimiento de una ley tenga que garantizarlo en una democracia la sociedad civil», reprocha, mientras recuerda que a escasos metros de la residencia presidencial, La Moncloa, se mantiene el Arco de la Victoria, que conmemora el triunfo de los sublevados.

Lo mismo ocurre con el ‘mapa de fosas’, incompleto y muy limitado, que se ha quedado en un «pegote». La ARMH, como otras asociaciones y algunas comunidades autónomas, se han negado a colaborar mientras el Gobierno no cumpla con su compromiso de buscar a los desaparecidos. «Las localizaciones deben ser un medio para buscar a los desaparecidos e identificarlos y el Gobierno nunca ha hecho su mapa de fosas», puntualiza.

Diez años después tampoco se cumple la ley respecto al Valle de los Caídos, recalca Silva, «y siguen obligándonos a las familias de los desaparecidos y presos a pagar con nuestros impuestos la tumba del dictador». Solo contempla la declaración de ilegitimidad de esas condenas por motivos políticos e ideológicos y no se atrevió a su anulación ni a meterse en terrenos más conflictivos como el de los «verdugos» y quienes colaboraron con ellos o se beneficiaron directamente de la represión –empresas del Ibex 35 que utilizaron «trabajo esclavo» de los presos o quienes se apropiaron de los bienes de los represaliados–.

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Detalle de los restos hallados en la fosa de Santalla. C. Sánchez

Sí fue positivo el debate político que abrió y que permitió que por primera vez entrara en el parlamento el tema de las víctimas de la dictadura. Hasta entonces solo se había abordado en ese marco lo relativo a las pensiones y las indemnizaciones a favor de quienes fueron presos, ahora mejorados y ampliados en una ley de memoria histórica que incluye también un artículo de «reconocimiento en favor de personas fallecidas en defensa de la democracia durante el período comprendido entre 1 de enero de 1968 y 6 de octubre de 1977». «Es incomprensible el plazo, porque el daño que se le causa a una familia por el asesinato de alguien por unas ideas políticas es el mismo», puntualiza Silva, para quien es igual el caso de Salvador Puig Antich en 1974, que el de Julián Grimau en 1963 o el de su abuelo en 1936.

Por otro lado, también se facilitó la nacionalidad española a los descendientes de los exiliados españoles, quienes la perdieron en su salida del país a consecuencia de la Guerra Civil o la dictadura. Según la información facilitada a El Día de León por el Ministerio de Justicia, en los Registros Civiles Consulares se han concedido hasta este año 337.642 nacionalidades en virtud de la ley de memoria histórica.

Otro aspecto que llama la atención en la ley es su continua referencia a la «memoria personal y familiar», como si las muertes violentas durante la Guerra Civil y la dictadura se quedaran en esa pequeña esfera, sin reconocer la importante vertiente social que tiene. Es una cuestión que afectó a toda la sociedad. «Lo que está diciendo ese texto es que esos problemas son asuntos personales y no públicos. Nadie diría a una víctima del terrorismo o de la violencia de género que es un problema personal.

Esos crímenes son un asunto público que ocupan y tienen que ocupar a la sociedad», valora Silva, para quien es inaceptable que esas ‘declaraciones de reparación y reconocimiento personal’ se queden también en el ámbito privado «con una carta que llega a tu correo para decirte lo que tú ya sabes, que tu familiar fue una víctima». En su opinión, es necesario que ese reconocimiento y esa reparación sean públicas y «en 40 años de democracia ningún presidente en el ejercicio de sus funciones ha hecho un acto público con las víctimas de la dictadura».

Desde la aprobación de la ley se han emitido 2.446 declaraciones de este tipo, que oficializan el reconocimiento moral de las víctimas proclamando expresamente el carácter injusto de las condenas y de los agravios padecidos. De estas, 1.302 fueron con el PSOE y 1.144 desde 2012 con el PP, de las cuales el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha firmado 824, 497 en este 2017.

Queda mucho camino por recorrer. «Y ese avance en memoria histórica solo necesita de tres cosas: verdad, justicia y reparación», añade Silva.

Exhumaciones en España

+300

Según el listado del CSIC, en el proyecto ‘Políticas de la memoria’, se han abierto más de 300 fosas en España desde el 2008 –y más de 470 desde ‘los 13 de Priaranza’ en el 2000–.

Exhumaciones en León

33

De las 51 exhumaciones registradas en la provincia desde el 2000, con el hallazgo de 182 cuerpos, 33 se realizaron a partir de la aprobación. de la ley y 133 represaliados exhumados.

Exhumaciones en el Bierzo

16

Desde el 2008, la ARMH contabiliza 16 fosas abiertas en la comarca del Bierzo, con 46 víctimas. Esa cifra se eleva a 30 fosas y 82 víctimas si se miran los datos desde el 2000.

Los alcaldes de la represión

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) reclama al Consejo Comarcal del Bierzo un reconocimiento público para estos hombres que fueron paseados, condenados a muerte, encarcelados y desterrados por defender la democracia y la República.
V. Silván / El Día de León
Foto portada: César Sánchez

No todos corrieron la misma suerte. Unos fueron directamente paseados, otros encarcelados, condenados a muerte o desterrados, hasta alguno pudo huir e, incluso, quien fue procesado y absuelto. Lo que está claro es que la gran mayoría de los alcaldes del Bierzo fueron perseguidos y represaliados tras el golpe de Estado de 1936, pagando de una forma u otra su defensa de la democracia y de la República. «El Consejo Comarcal debería tener en cuenta a todos estos alcaldes y hacerles el reconocimiento público que se merecen» , reclama el vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Marco Antonio González, que recuerda que precisamente esta institución fue la primera en condenar el franquismo en España y en declarar por unanimidad su apoyo a las familias de las víctimas en el 2000.

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Mil gotas de memoria

DÍA DEL DESAPARECIDO. La lluvia no empaña el recuerdo de la ARMH a los desaparecidos de la Guerra Civil y el franquismo.
V. Silván / El Día de León
Fotos: César Sánchez

«Llegan unos hombres. Irrumpen en la vivienda, casa, casucha o choza de una familia, rica o pobre, en una ciudad o en una aldea, en cualquier lugar. Llegan en cualquier momento del día o de la noche, habitualmente de paisano, algunas veces en uniforme, siempre armados. Sin dar explicaciones, sin presentar ninguna orden de detención, a menudo sin decir quiénes son y en nombre de quién actúan, se llevan a rastras a uno o más miembros de la familia hacia un automóvil, haciendo uso de la violencia de ser necesario». Así describe la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el primer acto del drama que lleva a la desaparición forzada o involuntaria de una persona.

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Alí, el moro que se quedó por amor

Este soldado musulmán llegó al Bierzo en 1945 para combatir a la guerrilla, pero dejó el Ejército y se convirtió al cristianismo tras enamorarse de una joven berciana, Aquilina Castro.
V. Silván / El Día de León

Su amor no entendió de diferencias culturales ni religiosas, como tampoco fue una barrera el idioma y los prejuicios de una España que acababa de salir de la Guerra Civil. El soldado  musulmán Alí Ben Mohamed Buifrahi y la joven berciana Aquilina Castro superaron todos esos obstáculos y construyeron una familia , convencidos del amor que se tenían.

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Los veinte de Bembibre

DE «TRADICIÓN REVOLUCIONARIA». Un grupo de hombres, encabezados por el alcalde, fueron fusilados el 5 de mayo de 1937 por «rebelión» tras el golpe de Estado.
V. Silván / El Día de León
Foto portada: César Sánchez

El expediente 154/36 con más de mil folios, uno de los más extensos que ha tenido entre manos la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), las anotaciones en el libro de enterramientos del cementerio de Ponferrada y las actas de defunción que guarda el  Registro Civil sirven para reconstruir la historia de ‘los 20 de Bembibre’, fusilados el 5 de mayo de 1937, hace ya 80 años, tras ser condenados a pena de muerte por un delito de rebelión militar.

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Los ‘CSI’ de la memoria histórica

DE LA BALÍSTICA AL ADN. Sus investigadores buscan a cada víctima, recogen pruebas y analizan las evidencias para resolver los crímenes del franquismo
V. Silván/ El Día de León
Fotos: César Sánchez

En el laboratorio de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Ponferrada no suenan de fondo las canciones de The Who, ni en sus pasillos se cruzan los agentes Grissom, Catherine, Horatio o Calleigh, pero cuenta con su propio equipo de ‘CSI’ (Crime Scene Investigators). Sus investigadores, Marco González, René Pacheco, Nuria Maqueda y Alex Rodríguez junto a los voluntarios, como los personajes de la popular serie de televisión, bucean en cientos de registros y documentos, estudian la escena del crimen y recogen pruebas, analizan las evidencias y encajan las distintas piezas para encontrar e identificar a las víctimas del franquismo.

Su investigación sienta sus bases en un importante trabajo previo que tiene como principal protagonista al historiador Alex Rodríguez, que realiza un análisis profundo de archivos militares, actas de defunción, registros parroquiales, consejos de guerra y diferentes expedientes.

Cientos de papeles y testimonios que ayudan a la ARMH a seguirel rastro de los desaparecidos, con el último objetivo de volver a reunirlos con sus familias. Toda esa información sirve para reconstruir la historia de cada represaliado y cada escena del crimen para finalmente señalar en el mapa una posible localización de la víctima.

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El reportaje Los ‘CSI’ de la memoria histórica en El Día de León. Publicado el 16 de octubre de 2016.

Superposición de mapas

Esa búsqueda está ahora respaldada con un nuevo sistema de superposición de mapas que ha empezado a utilizar la ARMH y que permite una localización más exacta y concreta de cada fosa. «Se utilizan fotos de vuelos aéreos del 46, del 56 y del 73 junto a mapas actuales. Con Google Maps, esas capturas se superponen tras haber señalado unas coordenadas y permiten trasladar de forma exacta un punto marcado en el plano de hace 70 años al plano actual», explica el vicepresidente de ARMH, Marco González.

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La superposición de mapas en la última técnica que ha incorporado la ARMH para localizar fosas de la Guerra Civil y el franquismo. se puede leer «P.S. 1935» (Pirotecnia de Sevilla. 1935).

La información que recopila su historiador en las actas de enterramiento o algunos testimonios permiten establecer algunas referencias espaciales que el arqueólogo René Pacheco lleva de los planos antiguos a los actuales. «Con el GPS podemos posicionarnos en el punto exacto donde estaría la fosa», precisa Pacheco, que pone como ejemplo su utilización en la reciente búsqueda de fosas en el antiguo cementerio de El Carmen en Ponferrada.

«Este sistema nos ha permitido saber como eran las dimensiones del cementerio civil, tomando las imágenes aéreas del 46 y marcando las coordenadas con sus límites y superponiendo después la imagen actual», cuenta el arqueólogo.

Así, está técnica también fue empleada para la localización del lugar de enterramiento del berciano Julio Bello en el cementerio de As Covas y otra fosa en el pueblo de Castroncelos, ambos en Lugo. «De esta manera también hemos podido señalar el lugar de enterramiento del guerrillero Manuel Girón en la entrada del cementerio civil de El Carmen», recalca.

Balística

Otro elemento que ayuda a la localización de las fosas es el análisis de balística. Según explica el vicepresidente de la ARMH, Marco González, el detector de metales permite encontrar casquillos y proyectiles y, triangulando su posición, determinar el lugar en el que la víctima o víctimas fueron asesinadas a campo abierto. «Cuando matan a una persona, no iban a tirar de los cuerpos, normalmente abrían una zanja en el mismo lugar o próxima», apostilla González.

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Marco González muestra los proyectiles hallados en una fosa Cádiz. / C. Sánchez
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Detalle de una bala, donde se puede leer «P.S. 1935» (Pirotecnia de Sevilla. 1935). se puede leer «P.S. 1935» (Pirotecnia de Sevilla. 1935).

Precisamente, ahora mismo tienen en el laboratorio para su estudio una serie de casquillos y proyectiles de Mauser, de arma larga y corta, pertenecientes a una fosa de Cádiz y en cuyo culo se puede leer «P.S. 1935» (Pirotecnia de Sevilla. 1935). «Podemos también saber la fecha aproximada de las muertes con la fecha del armamento con la que los mataron», precisa González, que recuerda que la balística les ayudó también a localizar la fosa de El Pando (León), el pasado mes de julio.

«Estos son los que localizamos en El Pando, fue con un detector de metales, buscando dónde podía estar la fosa común», apunta, mientras hace coincidir uno de los proyectiles con su casquillo.

La escena del crimen

Una vez se inicia la búsqueda de la fosa y se haya algún cuerpo, el arqueólogo René Pacheco y su auxiliar Nuria Maqueda se encargarán de recoger cuidadosamente todas las pruebas y elementos presentes en la «escena del crimen». «Hay una serie de indicios que determinarán que nos llevemos un cuerpo o no», precisa Pacheco, que explica que se fijan en varios aspectos.

Primero, las víctimas del franquismo rara vez son enterradas en ataúd, por lo que no aparecerán restos de madera, y segundo, estarán en una postura desordenada, nada de brazos paralelos al cuerpo o cruzados en el pecho, habituales en los enterramientos en los cementerios.

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El análisis de la «escena del crimen» permite conocer detalles de la forma en que las víctimas fueron asesinadas y ayudan a su identificación. Aquí, la fosa de Santalla. / C. Sánchez
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Detalle de objetos encontrados en una exhumación en La Martina. / C. Sánchez

Otras evidencias que aparecen en las fosas de represaliados son las «pruebas» de existencia de violencia, tales como algún orificio en el cráneo o el hallazgo de algún proyectil o bala en la zona utilizando el detector de metales.

El siguiente paso es fijarse en ciertas partes del cuerpo que permiten determinar el sexo de la víctima y un rango de edad, para ver si coincide con la descripción de la víctima o víctimas que se buscan.

«El desgaste de la dentadura o la falta de piezas dentales o las suturas craneales nos pueden servir en un primer momento para saber si estamos ante un sujeto joven o mayor », explica el arqueólogo, que añade que son las apófisis mastoides y la protuberancia occipital del cráneo, junto con la escotadura ciática de la pelvis, los signos que permiten diferenciar entre hombre o mujer. «Es un primer estudio de campo para saber si podemos exhumar ese cuerpo», apostilla.

Los huesos hablan

El trabajo continúa ya en el laboratorio con la limpieza del esqueleto y de todas las pruebas halladas en la fosa para un análisis más profundo. La labor de los antropólogos forenses es decisivo en esta fase, ya que en sus manos está certificar la muerte y confirmar el estudio previo realizado por el equipo de la ARMH.

Ellos realizan un informe a fondo de cada hueso para concretar aún más el rango de edad, confirmar el sexo y determinar su altura. «Mediante la medición del fémur y unas fórmulas matemáticas se puede dar una estimación de altura», cuenta el arqueólogo, que es útil a la hora de identificar a víctimas que habían hecho el servicio militar y, por lo tanto, fueron «tallados».

A continuación tratan de buscar patologías o enfermedades y, por último, determinar la causa de la muerte. En ese aspecto, en los restos óseos se buscan evidencias de disparos con arma de fuego, lesiones por arma blanca o de golpes con un objeto contundente. «Las puñaladas dejan marca, un corte limpio en los huesos», explica Pacheco, que recuerda el caso de Antonio Fernández El Cesterín, que presentaba un orificio en el cráneo por bala y dos incisiones por arma blanca en la zona del cuello.

Las heridas en zonas blandas, que no afectan al hueso, se pueden identificar por la presencia de restos entomológicos, que son moscas que llegan al cadáver cuando muere y que aparecen en orificios (boca, nariz, orejas y oídos) y también dónde hubo heridas abiertas. Tomando como ejemplo las de las víctimas halladas en El Carmen, Pacheco explica que una de ellas presenta fracturas en el brazo, posiblemente de un «culatazo», y otra en la pierna, a cuyo lado se encontró un proyectil.

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Los huesos aportan mucha información en el trabajo de identificación de las víctimas. / C. Sánchez

«Encontramos dos proyectiles, en las costillas y la pierna, con un orificio en el cráneo y restos entomológicos en el abdomen y las piernas, que es prueba de que tenía heridas abiertas en esos lugares», precisa Pacheco. Junto al segundo cuerpo no apareció ningún tipo de evidencia balística, pero estaba en postura lateral nada común y no de cúbito supino, boca arriba, que es lo habitual.

ADN, último paso

Desde hace unos cinco años, las muestras de ADN de la ARMH se envían el equipo argentino de Antropología Forense, que las analiza de forma gratuita para ayudar a la asociación ante su falta de recursos económicos. «A día de hoy las víctimas exhumadas en España están siendo identificadas en Argentina y es un orgullo contar con el apoyo de uno de los equipos de antropología más importantes a nivel mundial », destaca René Pacheco.

En los primeros años de actividad de la ARMH no se hacían muchas pruebas, pero cada día es más común que los familiares las pidan. «Estimo que entre 20 y 30 casos, de los centenares de cuerpos que hemos exhumado», añade.

La memoria ‘despierta’ de una niña de la guerra

La asturiana Araceli Ruiz repasa en Ponferrada todos sus recuerdos, desde su exilio a Rusia al estallido de la Segunda Guerra Mundial y su encuentro con el Che Guevara.
V. Silván / Agencia Ical
Fotos: César Sánchez

Se llama Araceli Ruiz y es una ‘niña de la guerra’. Esta asturiana, aunque con raíces en Frómista (Palencia) -de donde eran sus padres-, está a punto de cumplir los 91 años, pero aún mantiene vivos y muy despiertos los recuerdos de toda una vida, que más que recuerdos ahora se convierten en lecciones de historia, ya que sus ojos vieron el horror de la Guerra Civil española, el exilio junto a otros niños a la Unión Soviética, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y hasta la revolución cubana.

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El despertar de la memoria sumergida

El bajo nivel del pantano de Bárcena deja ver algunos restos de lo que fueron los dos pueblos que quedaron sepultados bajo sus aguas para remover de nuevo recuerdos y nostalgias en sus antiguos habitantes.
V. Silván / Agencia Ical
Foto: César Sánchez

“Mi ilusion es poder volver a ver las casas, aunque ya estarán todas en ruinas, y todos aquellos lugares que pisé cuando era niño”, confiesa Elidio Rodríguez, uno de los niños que hace más de 50 años tuvo que salir con su familia, dejando atrás su casa, las tierras y las pocas propiedades que tenían, del pueblo de Bárcena del Río, una de las dos poblaciones que quedaron sumergidas bajo las aguas del pantano de Bárcena y cuyos restos, a causa del bajo nivel del embalse, emergen estos días para “resucitar” memorias y recuerdos. Leer más

La trastienda de la memoria histórica

Detrás de cada exhumación hay meses de trabajo de documentación, investigación y análisis antropológicos que se realizan en el laboratorio que la ARMH tiene en Ponferrada (León).
V. Silván / Agencia Ical
Fotos: César Sánchez

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se hace visible con cada exhumación, con cada uno de los cuerpos silenciosos que rescatan del olvido enterrados en fosas improvisadas, y, como si de un escaparate se tratara, se someten a la atenta mirada tanto de quienes alientan su labor como de aquellos que les acusan de abrir viejas heridas. Pero la ARMH es mucho más que la apertura de fosas con restos de las víctimas de la sinrazón franquista porque detrás de cada una de sus actuaciones hay meses de trabajo en una amplia trastienda de archivos, entrevistas, registros, permisos, análisis antropológicos y forenses para sacar a la luz la historia de cada uno de los ‘paseados’.

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