Donde el último pozo llama a la resistencia

Salgueiro, la única mina que resiste en el Bierzo, vive con incertidumbre el inicio de la liquidación de Uminsa. Los trabajadores ponen sus esperanzas en la arrendataria Prosimet para seguir manteniendo la actividad y sus empleos.
V. Silván / El Día de León
Fotos: César Sánchez

Somos la resistencia. Este pozo es prácticamente lo único que queda de la minería en el Bierzo y hay que seguir, hay que tirar para adelante como sea», afirma esperanzado David Álvarez,  que con sus 25 años quiere seguir siendo minero y seguir los pasos de su padre, aunque la situación crítica del sector y de las cuencas anima más a hacer las maletas e irse lejos de Torre del Bierzo, donde vive y desde donde se desplaza cada día un par de kilómetros para ir a trabajar al pozo Salgueiro, perteneciente a Unión Minera del Norte (Uminsa) y cuyo futuro pende de un hilo, una vez que la empresa ha iniciado esta semana el proceso de liquidación ante el Juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid, en el que recayó su concurso voluntario de acreedores.

Hace un año que empezó en esta mina, pero ya había trabajado en el sector. «Empecé en el 2011 en el pozo Malabá, una que tenía el grupo Viloria cerca de aquí y que ya cerró hace unos años», recuerda. David es el trabajador más joven de Salgueiro, junto a su compañero Álvaro Rodríguez, que con sus 30 años lleva ya ocho bajando al pozo. Son los dos únicos trabajadores de contrata, pertenecientes a Reminer, y el ejemplo más claro de la incertidumbre que vive la minería de carbón.

«Somos la resistencia. Este pozo es prácticamente lo único que queda de minería en el Bierzo y hay que seguir, tirar para adelante»David Álvarez, 25 años

«Aguantaremos mientras nos vayan dando trabajo porque es lo que tenemos y mejor tener algo para un mes, dos o tres que quedar en casa»Álvaro Rodríguez, 30 años

«Estas todos los días con la mosca detrás de la oreja, a la expectativa de que la cosa tire o no tire, de que te echen o no te echen… Y a pesar de todo eso, es lo que hemos mamado desde pequeños y venimos cada día con muchas ganas de trabajar», añade David, mientras Álvaro también reconoce esa falta de estabilidad sin un contrato fijo, que prácticamente les hace vivir día a día. «No sabemos lo que va a pasar, el contrato que tenemos ahora es un prórroga del anterior y no sabemos lo que va a durar, es más, un día antes de que nos renovaran vinimos a trabajar sin saber si teníamos que hacerlo al día siguiente», apostilla Álvaro.

«Estás todos los días con la mosca detrás de la oreja, pero a pesar de todo eso es lo que hemos mamado y venimos con muchas ganas a trabajar»David Álvarez, 25 años

«Me gustaría seguir con la mina, como estuvieron mi padre, mis abuelos y mis tíos, pero eso ya no depende ahora de mí»Álvaro Rodríguez, 30 años

Él sabe que pasar a la empresa, más en la situación actual, es muy difícil pero «aguantaremos mientras nos vayan dando trabajo porque es lo que tenemos y mejor tener algo para un mes, dos o tres meses que quedar en casa». «Me gustaría seguir con la mina, como estuvieron mi padre, mis abuelos y mis tíos, pero eso ya no depende ahora de mi», lamenta.

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Alvaro Rodríguez y David Álvarez, jóvenes mineros en el pozo Salgueiro de Uminsa. / C. Sánchez

David y Álvaro forman parte de la decena de trabajadores que siguen entrando cada día al pozo Salgueiro para realizar labores de mantenimiento, tras aplicarse el ERE de suspensión que tienen aprobado hasta finales de este año. Y es que la falta de cupo y la sentencia que le obliga a pagar 36 millones de euros a Hunosa por el caso desaparición de más de medio millón de toneladas de carbón procedente del Almacén Estratégico Temporal de Carbón (AETC) ha colocado a Uminsa al borde del precipicio, empujándola hacia su liquidación después de haber salvado el concurso de 2013 tras alcanzar un acuerdo con los acreedores.

«Nosotros estamos en una contrata y estamos a la expectativa de que la cosa tire o no tire, de que nos echen o no nos echen»David Álvarez, 25 años

«Vivimos día a día, en la última renovación del contrato, vinimos a trabajar sin saber si teníamos que hacerlo al día siguiente»Álvaro Rodríguez, 30 años

La llegada de Prosimet

Y en este contexto aparece Procesos y Sistemas Metalúrgicos (Prosimet) para hacerse cargo de las explotaciones de Uminsa como arrendataria en Asturias y en León. Tras obtener los permisos de la comunidad autónoma vecina, el director general de Energía y Minas, Ricardo González Mantero, confirmó que la empresa cuenta también con autorización de la Junta para esa cesión en arrendamiento de las instalaciones mineras que en la provincia leonesa incluyen el pozo Salgueiro, los cielos abiertos de La Inglesa y la Gran Corta de Fabero y el lavadero de Alinos.

«Nosotros hemos autorizado por lo que dice la Ley de Minas y sin apartarnos de ella que es lo que tenemos que hacer, otras cuestiones judiciales que estén entre Hunosa y Uminsa no tienen nada que ver con lo que nosotros resolvamos», apostilla Mantero, que ha denunciado «amenazas veladas » por parte de los sindicatos que están en el consejo de administración de Hunosa para no dar luz verde a la cesión a Prosimet.

A este respecto, detalló las referencias a su «colaboración en delito» en una de las alegaciones que presentaron ante la Junta. Y es que hay quienes son críticos y no aprueban la entrada de Prosimet, por entender que se trata de una maniobra del grupo Alonso para que Uminsa pueda esquivar sus obligaciones con Hunosa -ambas empresas comparten varios apoderados-.

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El reportaje Donde el último pozo llama a la resistencia en El Día de León. Publicado el 27 de mayo de 2017.

«Yo lo que tengo que defender es a los trabajadores de Castilla y León» , añadió Mantero, que criticó el papel de Hunosa «desde el año 1996 a la hora de cargar e inflar las cifras de ayudas al carbón que tiene que trasladar España a la Comisión Europea». «Creo que si se hubiera cerrado hace muchos años, quizás hubiéramos tenido menos problemas a la hora de defender la minería privada», añadió.

Conseguir cupo

Así, Prosimet se convierte en una fórmula que parece podría garantizar el mantenimiento de los puestos de trabajo de Uminsa, siempre y cuando consiga cupo para meter carbón en térmica. Y los trabajadores del pozo Salgueiro están esperanzados y confían en que «con la nueva empresa podamos seguir funcionando y que Uminsa aguante todo lo que pueda en la liquidación».

El delegado sindical Daniel Eras confiesa que sienten una gran incertidumbre ante la nueva situación pero esperan que Prosimet firme pronto un acuerdo con las eléctricas para tener cupo, que puedan empezar a producir y salir del ERE. «Ya lo ha dicho Mantero, la tempo rada térmica de verano se ha adelantado, se han utilizado los stocks en invierno y hay posibilidad de venta de mineral», señala Eras, que con sus 39 años ya lleva 21 en la mina. «Tendremos confianza en que podamos seguir funcionando y aguante esto todo lo posible», recalca.

Ese mismo punto de vista tiene el presidente del comité intercentros de Uminsa, Jorge Díez (Fitag-UGT), que señala que «independientemente de la mala situación y de la impotencia por la liquidación de Uminsa, todo lo que sean autorizaciones para que se pueda regenerar el empleo nosotros lo valoramos como positivo». En su opinión, lo importante es que se reanude la actividad minera mientras se desarrolla el proceso de liquidación de la histórica empresa.

Desde los sindicatos, están pendientes de que el juzgado nombre administrador concursal -que puede ser el mismo (Alejandro Latorre) o uno nuevo- para reunirse con él y ver cómo se va a llevar a cabo. Es el administrador el que deberá redactar el Plan de Liquidación, que determinará si se realiza globalmente o por partes y fijará el sistema de venta. «Nosotros tenemos un ERE de extinción con bajas incentivadas y prejubilaciones y esperamos que lo respeten hasta que llegue la resolución, incluso hemos valorado si Prosimet se pudiera hacer cargo de los trabajadores de Uminsa hasta entonces», puntualiza Díez.


Uminsa, dos décadas de un gigante del sector minero

Después de casi dos décadas, Unión Minera del Norte (Uminsa) parece condenada a la desaparición como antes ya lo hicieron otros «gigantes» del sector minero y que también formaron parte del Grupo Alonso como la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) y Coto Minero Cantábrico (CMC). Con la apuesta decidida de Victorino Alonso por el carbón a partir de 1994, que iniciaba un proceso de expansión y consolidación de empresas, nació Uminsa unos años después, en 1998, como heredera de la palentina Carlenor y con la continua absorción de decenas de empresas mineras más pequeñas.

Así fue creciendo con la incorporación de Antracitas de Brañuelas, Hullas de Barruelo, Antracitas de Fabero, Mina Santa Leocadia, Virgilio Riesco, Minex, Coto Minero del Sil, Explotaciones Mineras de Caboalles, Minas de Lumajo, Campomanes Hermanos, Antracitas La Granja, Mina Adelina, Los Compadres o Minera de Torre, entre otras explotaciones.

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