Un berciano entre los últimos jedi

Adrián Castro Viejo está detrás de los efectos visuales digitales de 45 planos de la última película de la saga de Star Wars, una oportunidad que le ha llegado en Londres, ciudad a la que se trasladó hace dos años para probar suerte en el mundo del cine.
V. Silván / El Día de León
Fotos: César Sánchez

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana… un joven berciano llamado Adrián Castro Viejo abandonó su país para probar suerte en el mundo de los efectos digitales en el cine y así recaló en una pequeña compañía en Londres llamada Jellyfish Pictures, que le ofreció la posibilidad de trabajar en la última de las películas de la saga Star Wars, The Last Jedi (Los últimos jedis).

Cuando se estrenó la primera trilogía, Adrián aún no había nacido pero esa historia que enfrentaba a jedis contra sith, a la Alianza Rebelde contra el Imperio, a Luke Skywalker contra Darth Vader, al Lado Luminoso contra el Lado Oscuro de la Fuerza, también marcaría su infancia con su padre Isidro como «maestro», quien le mostró los misterios de esa icónica galaxia.

«Tengo 33 años y crecí con esas películas, recuerdo verlas de pequeño porque mi padre me ponía la primera trilogia de La Guerra de las Galaxias en unas cintas de vídeo ‘beta’ y me gustaron mucho siempre», confiesa Adrián, que nunca imaginó que décadas después él mismo podría formar parte de la saga más mítica de la historia del cine.

Este joven de Ponferrada, especialista en efectos digitales, se ha hecho cargo del match move –una técnica que permite copiar de manera digital el movimiento de cámara en el rodaje para insertar otras imágenes creadas por ordenador con la posición, escala, orientación y movimiento correctos en relación a los objetos presentes en la toma– y el layout de un total de 45 planos del capítulo VIII, Los últimos jedis.

Fue su padre el que le descubrió Star Wars con las películas en cintas ‘beta’

Un proyecto al que llegó, como dice él, «un poco de rebote». Adrián decidió emigrar a Londres hace dos años y su primera parada fue la empresa Double Negative, donde empezó como tech runner (en el Reino Unido son puestos de entrada, para quienes tienen un primer contacto profesional con la industria y con formación específica por parte de la empresa), para hace un año promocionar y ascender a matchmover con la película de Wonder Woman. «Después de esa película me cambié a esta empresa, Jellyfish Pictures, hice la entrevista y dije que sí antes de saber qué proyecto era», recuerda Adrián, aunque confiesa que algo sospechó.

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El berciano Adrián Castro participa en los efectos especiales de la última película de Star Wars, Los últimos Jedi./ C. Sánchez

«Es una oficina muy pequeña y me la enseñaron, solo asomarme un poquito, pero vi en algunas pantallas cosas de Star Wars», apostilla. Industrial Light&Magic (empresa de efectos creada por George Lucas en 1975 para la producción de Star Wars y hoy en día propiedad de Disney) había externalizado más de un centenar de planos a esta compañía inglesa. «Los contratos de confidencialidad son muy exigentes», asegura.

Sus planos

«¿Has visto la película?», pregunta Adrián antes de explicar algunos de los planos que pasaron por su manos. No quiere «espoilear» y estropear la película a nadie. Así que si no has visto la película no sigas leyendo hasta el siguiente párrafo. De los en torno a 150 planos que fueron realizados en el estudio Jellyfish, el especialista berciano se encargó de algunos de la primera batalla en la que la Resistencia se enfrenta a un acorazado imperial y van cayendo sus bombarderos uno tras otro, diezmando sus filas. «Son algunos planos de la sala de la nave donde está Leia dirigiendo la ofensiva y otros del interior del último bombardero donde muere la chica, la hermana de Rose Tico, que finalmente logra pulsar el botón para soltar las bombas», explica Adrián, que señala otro plano mítico, que aparece en uno de los trailers, en el interior del caza TIE en la que va Kylo Ren, cuando duda si atacar la nave tras sentir la presencia de su madre Leia a bordo y finalmente no dispara, no presiona el botón. También algunos correspondientes a las escenas en la bodega de la nave cuando la mecánico Rose Tico impide que Finn, recién despierto del coma, huya en una de las lanzaderas.

Ni del Imperio ni de la Alianza Rebelde o la Resistencia. «De Star Wars en general», asegura Adrián, que confiesa que las tres clásicas y Rogue One están entre sus favoritas de la saga, al igual que el personaje de Yoda. En su opinión, ha sido un acierto recuperar la marioneta original del maestro jedi, cuya voz y manipulación vuelve a correr a cargo de Frank Oz en la última entrega.

«Yo no soy objetivo, Los últimos jedis me gustó, me entretuvo y hay muchos planos muy buenos, las historias son y están contadas de manera diferente, para enganchar a las nuevas generaciones», reflexiona.

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El reportaje Un berciano entre los últimos jedi en El Día de León. Publicado el 6 de enero de 2018.

El despertar

Con una formación inicial en sonido, su interés por los efectos digitales despertó hace siete años, con un curso de 3D en la escuela CICE en Madrid. Un primer cortometraje inacabado, su participación en la película china The grandmaster como rotomation artist para su adaptación a 3D estereoscópico a través de una subcontrata de Genre8 y su paso por El Ranchito de Madrid, donde trabajó como render wrangler en producciones como Juego de tronos o Warcraft, acabaron por orientar del todo sus pasos hacia el mundo los FX en el cine.

Y ahí fue cuando dio el salto. «Sabía que Londres y Vancouver son los dos sitios donde más producción hay y me faltaba la experiencia internacional. Me animé y en enero de 2016 es cuando decidí intentarlo en Londres», recuerda Adrián, que tuvo la suerte de entrar un par de meses después en Double Negative, uno de los estudios de efectos visuales más importante.

Ahora no tiene trabajo pero, tras pasar las navidades en Ponferrada, vuelve a la ‘city’ para  seguir cumpliendo sus metas y descubriendo las dificultades de este sector, dependiente de cinco grandes compañías que imponen sus reglas. Un objetivo era entrar ahora en Jurassic World: El reino caído.

De momento no hubo suerte, pero sabe que otra oportunidad llegará, con esa o con otra película, buscando mejores condiciones laborales y seguir aprendiendo. Tal vez así llegue a alcanzar su verdadero sueño, formar parte de la más grande fábrica de efectos, Light&Magic, sin olvidar una de las enseñanzas de Yoda: «Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes».

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Adrián Castro, de vuelta a Ponferrada por Navidad, posa con la espada láser de Luke Skywalker y la máscara de Darth Vader . / C. Sánchez

En otras pelis

Una de las luchas que mantiene el sector de los efectos visuales es su reconocimiento en los créditos de las películas. Son todos los que están, pero no están todos los que son. Siempre aparecen al final y no hay sitio para todos.

El nombre de Adrián Castro Viejo no puede leerse al final de Los últimos jedis, aunque si aparece en la Internet Movie Database (IMDb), una base de datos en línea que almacena toda la información que puede haber sobre una película y que hoy en día está en manos de Amazon.

En esa base se puede comprobar las otras cintas en la que ha participado este joven berciano con un total de 15 créditos. Desde su participación en el equipo de sonido del cortometraje Ultimo tren a Tahití o la mini serie Vientos de agua a sus primeros pinitos en el mundo de los FX con The grandmaster, Juego de tronos, Verano en Staten Island, Resucitado o Warcraft: El origen o su paso por la compañía Double Negative como tech support en Jason Bourne, Star Trek: Más allá, El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, Inferno, Animales fantásticos y donde encontrarlos, La cura del bienestar, Assassin’s Creed y Geostorm y como match move artist en Wonder Woman.

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