V. Silván / El Día de León
Fotos: César Sánchez

De las manos de Guillermo, Baldomero, Ángel, Sofía, José Luis Lobato, Alberto, Nuria Vega, Quique, José Luis Rodríguez, Héctor, Nuria Arias, Casandra, Ana Isabel, José Domínguez, Alejandro, Diego y Álvaro van saliendo una a una las miles de postales que servirán para felicitar la Navidad un año más. Y ya son 23.

Ellos participan en el taller de grabado y estampación de Asprona Bierzo, que desde 1994 ocupa a personas con discapacidad intelectual. «Este taller ayuda a su autonomía, permite que roten y no estén encasillados en una tarea concreta, facilita que sean versátiles y también permite entrenar sus habilidades sociales, además de esa parte prelaboral que se intenta incentivar », destaca el encargado del taller de grabado, Juanma Santos, satisfecho al ver su evolución y «comprobar que hoy en día podría funcionar solo, sin mi supervisión».

La jornada arranca temprano y, sobre las 9 de mañana, sus 17 miembros van llegando al taller del centro ocupacional Civitas Bierzo, en el embalse de Bárcena. Cada uno ocupa su lugar en esa organizada «cadena de montaje». Unos se encargan de entintar las planchas de zinc –grabadas cada una con un motivo- con las muñequillas, una especie de pincel que ellos mismos preparan con restos de madera del taller de carpintería y tela tartalana, mientras que otros las destintan cuidadosamente batiendo su superficie con un trozo de tela muselina antes de que otro de ellos les pase por encima un rodillo de caucho para eliminar todo exceso de tinta y dejar la cantidad «justa».

A continuación, otras dos personas se encargan de colocar el papel y las planchas en el tórculo para pasar la prensa por encima y completar el estampado. Pero aún queda un paso más.  Cuando la tinta aún está fresca, se coloca encima de cada grabado un papel húmedo para obtener copias -que también venden a un precio menor-.

«Es completamente artesanal», apostilla Santos, desde el grabado manual de las planchas con un punzón metálico al troquelado de las cubiertas con una antiquísima máquina Minerva y el montaje de cada postal. «En cada cubierta montamos los grabados y el logotipo de la empresa, lo metemos en el sobre y listos para enviar», explica el encargado del taller, mientras señala los armarios donde guardan clasificados todos los grabados, desde los navideños a las series con monumentos de la comarca del Bierzo.

Unos 20.000 cada año

«Nosotros en enero ya estamos pensando otra vez en la Navidad», apunta entre risas Juanma Santos, que explica que nada más arrancar el año ya han empezado entre todos a elegir los 24 dibujos de las nuevas postales y decidir los colores que emplearán en cada modelo de grabado. Entre los típicos belenes y árboles de navidad también tienen su hueco otros motivos como pájaros, paisajes y árboles.

«De cada modelo, dependiendo de la calidad del grabado, estamos sacando entre 400 o 500 de cada plancha original, a las que hay que sumar las réplicas», cuenta el encargado del taller. Ahora tienen una producción que ronda los 20.000 grabados al año, muy lejos de la frenética actividad que tuvieron años atrás, antes de la crisis. «Nuestros principales clientes son empresas y en los años 2003 o 2004, en nuestra plenitud, podíamos llegar a entre 45.000 y 50.000 grabados. Ha bajado mucho», puntualiza Santos.

Y es que llegaron a participar en el taller de grabado y estampación hasta 33 personas. Entre ellas estaría Sofía, una de las veteranas. Con sus casi 44 años, lleva 20 años «entintando». «Me lo paso bien, me gusta tintar», confiesa Sofía, mientras sostiene en sus manos una de las planchas que acaba de pintar en tonos naranja, rojo y marrón. «Son unas hojitas. Es el que más me gusta», asegura.

A su lado Nuria, que ese día se encarga de «destintar» con la muselina y apostilla que ellas también está «muy contenta y muy a gusto con sus compañeros». Frente a ellas, Héctor, que con sus 21 años ha sido el último en llegar. Apenas unos meses, pero que ya le sirven para saber que a él lo que le gusta es entintar.

En la prensa, Baldomero y Guillermo siguen estampando las planchas de zinc en el papel, mientras a unos metros Alberto abandona su bastón para mostrar las decenas de grabados que él se encarga de numerar y archivar, desde el castillo de los Templarios o la Puerta del Perdón a los navideños. Una muestra de que la integración es posible grabado a grabado. 

Una exposición y 20 autores para visibilizar su trabajo

La sala de exposiciones del Campus de Ponferrada acoge hasta el 24 de febrero ‘20 grabados de autor’, una muestra que recoge las obras de la veintena de artistas que a lo largo de dos décadas se han convertido en el galardón de los Premios Solidaridad Asprona Bierzo y cuya estampación se ha realizado a través del taller de grabado. Su encargado, Juanma Santos, destaca que se trata de una colección histórica que refleja esa colaboración entre los artistas y Asprona, también con el respaldo del Instituto de Estudios Bercianos (IEB).

«Los artistas nos ceden su obra de cara a convertirlo en el galardón que reconoce la solidaridad con Asprona y que se entrega al elegido. Cada año es distinto y a lo largo de este tiempo hemos conseguido una colección valiosa y este año se ha decidido mostrarla», afirma Santos, para ver su trayectoria. «Es una idea muy bonita», apostilla.

El encargado del taller explica que el artista dona la obra, que puede ser realizada en materiales que nada tiene que ver con el grabado, y ellos se encargan de «traducir» esa imagen a las planchas metálicas -aunque en alguna ocasión lo puede hacer el propio autor-. Así, ‘20 grabados de autor’ recopila todos esos grabados «solidarios», desde Ángel Ruiz a José Sánchez Carralero o Juan Carlos Mestre, pasando por Andrés Viloria, Nicolás Solana, Juan Carlos Ramos, Francisco Illán, Luis Gómez Domingo, Javier Zorrilla, Juan José Albares, Virginia Calvo, Javier Carpintero, José Udaondo, Juan Manuel Salví, Paco Arias, Lemuel Quiroga, May Criado y Raquel Mateo. Una colección que seguirá creciendo.